Había una crisis política y social en Venezuela, una población generalmente pacífica y políticamente acostumbrada a que cuando las cosas no marchaban bien con un Presidente electo habría que esperar a que se terminara su período y entonces elegir a otro de un partido opositor, y así por mucho tiempo las riendas del país pasaban entre AD y Copei, los partidso más populares por varios decenios. Pero un grupo de militares decidió que esta vez no sería así y por ello el 4 de febrero fue un amanecer distinto y de golpe, en el sentido más literal de la palabra.
Era martes hubo un movimiento militar en el que participaron 5 tenientes coroneles como cabezas visibles del movimiento, seguidos de 14 mayores, 54 capitanes, 67 subtenientes, 65 suboficiales, 101 sargentos de tropa y 2.056 soldados alistados.
La movilización militar se inició el 4 de febrero, cuando Pérez regresaba del Foro Económico Mundial de Davos, Suiza. Los insurrectos formaban parte de las guarniciones militares de los estados Aragua, Carabobo, Miranda, Zulia y el Distrito Federal, y fueron dirigidos por los jóvenes oficiales encabezados por Hugo Chávez y Francisco Arias Cárdenas, así como también Yoel Acosta Chirinos, Jesús Urdaneta y Miguel Ortiz Contreras. Este grupo formaba parte de una organización conocida como Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200), con una ideología política revolucionaria, mezclados con el pensamiento de Simón Bolívar.
La toma de la región capital se inició a cerca de la media noche y estuvo bajo la responsabilidad del teniente coronel Chávez Frías, quien dirigió las acciones desde el Museo Histórico Militar de La Planicie, y del teniente coronel Joel Acosta Chirinos, quien comandó las operaciones en la base aérea Generalísimo Francisco de Miranda, en La Carlota.
A pesar de la magnitud del movimiento en la región capital, el presidente Pérez pudo sortear con éxito la situación, ya que a su llegada de Suiza estaban esperándolo el Ministro de la Defensa, general Fernando Ochoa Antich, y el Ministro de Interiores, Virgilio Ávila Vivas, quienes se habían trasladado al Aeropuerto Internacional de Maiquetía, para desarticular un presunto operativo destinado a detener al presidente Pérez.
Miraflores fue atacado por tanques y por una unidad de paracaidistas, produciéndose intensos combates que derivaron en múltiples heridos y muertos de ambas partes. Nuevamente, el presidente Pérez logro huir de sus captores dirigiéndose al canal 4 de televisión (Venevisión), desde donde se comunicó con el país a la 1 a.m., informando acerca de la situación y condenando al movimiento insurreccional.
El sometimiento de los alzados finalmente se consiguió hacia las 4:00 pm. del día, tras la breve alocución a la 1:00 pm. de Hugo Chávez Frías, quien asumió la responsabilidad del movimiento y solicitó las fuerzas aún rebeldes de Aragua y Carabobo que se rindieran ante el fracaso de las operaciones en Caracas, para evitar mayores derramamientos de sangre.
El golpe de Estado como tal fracasó, pero las consecuencias fueron imborrables para el país, pues buena parte de la población vio en el hecho un acto heróico y una valentía en quienes lo dirigieron.
Frustrado el intento de toma de la ciudad capital, Caracas, los insurgentes se rindieron luego que las guarniciones del interior del país fueran recuperadas por las fuerzas del gobierno constitucional. Chávez fue arrestado y privado de su libertad por fuerzas de seguridad, aunque poco antes se le dio la oportunidad de dirigirse al país en una alocución transmitida ante los medios de comunicación, en donde asumía la responsabilidad del alzamiento y ordenaba a los insurgentes que aun luchaban en Aragua y Valencia que se rindieran para evitar mayores derramamientos de sangre, a la vez que pedía a sus partidarios deponer las armas. Pero entonces lanzó una frase célebre: “Por ahora”, el golpev fracasó por ahora, dejando entender que el objetivo de llegar a Miraflores y cambiar el sistema de Gobierno del momento no había finalizado con el fracaso golpista. Y así fue: Con la imagen pública de Pérez desacreditada por las reformas económicas emprendidas, el estallido social del Caracazo, otros políticos comenzaron a desafiar su autoridad, poniendo en peligro el viejo sistema de gobierno bipartidista llamado puntofijismo.
La polblación no salió a las calles a apoyar el golpe, pero tampoco apoyó al Gobierno.
La alocución televisiva en la que la Hugo Chávez anunció su rendición sirvió para aumentar su popularidad entre muchos venezolanos, especialmente de bajos recursos, que se veían especialmente afectados por las medidas económicas.
La cifra oficial de muertos fue de 32 personas.
Los militares involucrados fueron juzgados y hallados culpables de rebelión. Para después ser finalmente sobreseídos por el gobierno de Caldera en 1994, este lo hizo para tener una alianza con grupos políticos de izquierdas que apoyaron el golpe y así mantener su gobierno. Entre los liberados se encontraba Hugo Chávez, quien pasó a ser el próximo presidente electo de Venezuela, y desde 1989 hasta su fallecimiento en 2013, período en el que aplicó el proyecto concebido desde el golpe del 4 de febrero.